Por Gustavo Manrique. La semana pasada tuvimos el privilegio de recibir en Panamá al Dr. Bernardo Kliksberg, quien es reconocido como pionero de nuevas áreas del pensamiento sobre el desarrollo. Entre ellas, es considerado uno de los precursores internacionales en responsabilidad social empresarial y una reconocida autoridad en capital social, una nueva área del conocimiento con amplísimas aplicaciones económicas, gerenciales y sociales.
Sus casi 50 libros sobre gerencia social, ética para el desarrollo y gestión pública han sido traducidos a diversos idiomas y su último título Primero la gente, escrito con el Premio Nobel de Economía Amartya Sen, ha logrado situarse como best seller internacional.
Para Kliksberg las recientes crisis globales, las crisis financieras y las crisis corporativas responden a un vacío ético y; en su conferencia desarrollada en la Biblioteca Nacional, insistió en que los mercados sin ética son un peligro que pueden convertirse en monopolios u oligopolios sin alma. La inconsistencia de la economía con la ética ha sido la causa de las crisis recientes.
En este contexto las escuelas de negocios juegan un rol fundamental y éste prolífico experto afirma concienzudamente que hay que interpelar a los decanatos de los MBA´s de negocios para comprender por qué no han enseñado ética.
Pero Kliksberg no es el único que aboga por profundizar incisivamente en la ética en los negocios. En días pasados, el Financial Times publicó un artículo escrito por Jeffey Gandz, de la Escuela de Negocios de la Universidad de Western Ontario, Canadá, que no tiene desperdicio.
Algunas reflexiones del autor merecen especial atención. Por ejemplo:
1. Cuando se enfatiza que el objetivo de los negocios es crear valor para la propiedad, se está restringiendo la visión del estudiantado.
2. Si los cursos de ética o sostenibilidad son materias electivas, el mensaje que reciben es que esto es opcional.
3. El estudiantado se ve muy influenciado por lo que observa y siente en el ambiente de la escuela, de allí que los comportamientos y los valores que ven en el profesorado y en su entorno son más determinantes.
4. Cuando se llaman a la ética y la responsabilidad corporativa tópicos "blandos" en contraposición con los "duros" como contabilidad, economía y finanzas, se está enviando un mensaje claro de la importancia relativa.
5. Cuando se invitan a personas directivas de empresa que han ganado mucho dinero, muy rápidamente a que den charlas en la escuela, se está enviando el mensaje de que ello es lo que se espera. Cuando no se invita a jefaturas de empresa a que hablen de conflictos éticos, de cómo los resuelven en sus empresas, se está enviando el mensaje de que ello es secundario.
La ética y la responsabilidad social corporativa crean valor, mucho más en una época en la cual las relaciones de negocios se basan en la confianza y la reputación. Las escuelas de negocios tienen el deber de formar una nueva camada de líderes corporativos con conciencia social.
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