Por Dr. Bernardo Kilksberg. El mayor fondo de inversión público de los Estados Unidos es el California Public Employees’ Retirement System (CALPERS). Su directora Anne Stausboll que supervisa 200.000 millones de dólares de inversiones ha puesto muy claros los criterios para seleccionar inversiones: “Esperamos que las empresas de nuestro portafolio hagan lo necesario para posicionarse para una economía sostenible”, y precisa “Los temas ambientales y sociales son centrales para el desempeño de las empresas en el Siglo XXI”. Mindy S. Lubber directivo del reconocido Ceres pone la misma demanda en términos históricos “El mundo no puede soportar más “business as usual”. Nuestra economía global enfrenta desafíos sin precedentes, como el cambio climático, las escaseces de alimentos y agua, o la miopía de mercados financieros obsesionados por las ganancias de corto plazo”. Una reciente encuesta de McKinsey a líderes empresariales muestra que los problemas futuros de la sociedad requerirán un involucramiento y una reestructuración de las prácticas de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE).
Junto a los inversionistas, la sociedad civil, y los consumidores, los gobiernos están manifestando también un interés creciente en promover, y participar en la Responsabilidad Social Empresarial. Así en ejemplos recientes en España se creó y opera el Consejo Estatal de RSE de las empresas. En USA, el Departamento de Estado encomendó a un centro de investigación lo asista en identificar y diseminar buenas prácticas para eliminar el trabajo infantil, y el trabajo forzado en las cadenas de proveedores, y desarrollar un marco para evaluar las prácticas empresariales. En Noruega el Ministerio de Finanzas ha adoptado nuevas directrices para la inversión de su Fondo Soberanos de Inversiones uno de los mayores del mundo, que pone énfasis en exigentes criterios sociales y medioambientales.
La demanda por elevar los standards de compromiso de la RSE está plenamente registrada en la New York Declaration que firmaron muchas de las principales empresas del mundo en la reciente reunión del Pacto Global convocada por la ONU. Allí dicen que “incrustar los principios de los derechos humanos, laborales, medio ambientales y anticorrupción en las prácticas corporativas beneficia a la sociedad y las empresas, y reconocemos que a pesar de los buenos progresos hay mucho por hacer”. Urgen a los gobiernos a “estimular el involucramiento del sector privado en iniciativas que promuevan los valores universales”.
Una de las ganancias para las empresas de responder a todas estas demandas por más RSE, es invisible a los ojos. Todas están interesadas en reclutar los mejores talentos. Esos talentos, están mostrando crecientemente que a prefieren trabajar en empresas con alta RSE. Un ejemplo expresivo de las tendencias, lo da el sorprendente éxito de una ONG americana “Enseñar por América” mencionado con frecuencia por Obama en sus discursos. Va a los campus de excelencia y ofrece a los graduados trabajar dos años como maestros en las escuelas más pobres del país. El último año el 18% de los graduados de Yale, y Harvard, entre otros aplicaron. Este año en su 20 aniversario reclutó más jóvenes brillantes que cualquier otro empleador. Tuvo 46.359 solicitantes par 4.500 cupos. Crecen todos los años. La probabilidad de ser rechazado aun siendo egresados de una escuela líder, es muy elevada. Uno de los egresados dice que entrar es “como ser aceptado en la Ivy League”.
Tanto para recibir inversiones, como para atraer a los más talentosos, y para muchos otros planos, una RSE vigorosa, no aparece como una opción sino como una necesidad.
1 comentarios:
Estimado Doctor: como siempre un artículo muy ilustrativo y práctico para sensibilizar. Esperamos que tantas declaraciones de líderes sobre cómo se llevan los negocios hoy rindan los frutos esperados en la práctica. Si bien la RSE es una visión de largo plazo necesitamos que nos enseñen y nos indiquen cómo empezar a trabajar desde ahora. Un saludo cariñoso desde Chile, Beatriz
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